domingo, 3 de febrero de 2008

Resumenes sobre conversaciones de Yoga de TKV Desikachar 11

Pregunta: ¿Quiere repetir, por favor, el concepto de raga?
Respuesta: Por el hecho de haber nacido, estamos obligados a realizar ciertas acciones y necesitamos obtener ciertas cosas para vi­vir. Pero desgraciadamente, todos queremos demasiado. Deseamos cosas y este deseo no tiene relación con nuestras verdaderas necesida­des o aspiraciones en la vida. Por ejemplo, tengo un reloj de pulsera muy bueno en Madrás. Pero el otro día fui a uno de vuestros super­mercados y vi un reloj bonito. ¿Qué pasó? Aunque ya tengo reloj, quiero también éste. Otra vez, en un viaje a Suiza vi un reloj y un amigo dijo que quería ofrecérmelo ¿Por qué no? Cada uno de estos ejemplos tiene momentos de raga. Aunque no está mal tener algo si lo necesitamos, estamos buscando siempre cosas que no tienen rela­ción con la necesidad u objetivos de la vida. Esta búsqueda puede lle­gar a ser un hábito. Estamos asediados por propaganda y anuncios para atraernos. ¿Por qué hacemos estos anuncios? Para reforzar raga. Poseer muchos objetos no significa que tengamos una vida me­jor. Otras cosas son mucho más importantes. Es por esto que raga no es deseable. Si necesito cosas, está bien poseerlas, pero es equivocado adquirirlas solamente porque están a nuestro alcance.
Dejadme explicar el concepto global de la práctica de yoga partien­do de una explicación más detallada de avidya. Hemos dicho que to­do cambia, incluyendo avidya. Avidya cambia si se muestra como raga, asmita, dvesa o abhinivesa ya que la manifestación de avidya no es siempre la misma. Por ejemplo, a veces se manifestará como te­mor, y a veces puede tener otro aspecto. Puede ser deseo, posesión, desprecio, etc. Los cuatro aspectos de avidya no siempre están en equilibrio. Aunque están presentes, alguno aparece en primer plano y otros en segundo término. Si normalmente nos sentimos humildes, ello no significa que hayamos conquistado el ego. No sabemos nunca cuando puede manifestarse una manera particular de avidya. Es co­mo sembrar semillas: Cuando tienen agua, fertilizante y aire, brotan. Estas diferencias se expresan en momentos diferentes y siguen sus propias modalidades. En algunas situaciones «ego» puede dominar, en otras el deseo. Debemos estar vigilantes aun cuando avidya parez­ca no estar presente. Ya que estos cuatro aspectos de avidya no están siempre en la superficie, debemos estar atentos porque cambian su poder e intensidad. Algunas veces avidya en sus varias expresiones es muy débil, otras predominante. Puesto que hay muchos niveles de avidya, debemos ir con cuidado de no aflojar esfuerzos, vigilancia y atención hacia la acción. Si durante años hay un alto nivel de clari­dad, es una circunstancia propicia hacia descubrimientos más altos. Pero avidya puede venir sobre nosotros como un terremoto. Vemos pues, que este movimiento hacia el conocimiento, esta práctica que llamamos yoga debe continuar hasta que avidya sea reducida al mínimo. Unos pocos días de práctica de asanas y de observación pueden ayudar por un corto período de tiempo, pero nunca puede ayudar para siempre. La práctica es acumulativa y gradual. Debemos esforzamos constantemente hacia la perfección en esto, ya que la motivación de nuestras acciones es «ser mejor». Podemos ser mejor hoy pero peor mañana. Debemos, pues, movemos continuamente hasta que la semilla llamada avidya esté quemada y ya no pueda flo­recer. Mientras el germen esté ahí, no sabemos nunca si brotará o no. El proceso de yoga es para destruir definitivamente esta semilla de avidya.

No hay comentarios: