domingo, 20 de enero de 2008

Resumenes sobre conversaciones de Yoga de TKV Desikachar 9


Conceptos de Avidya y Duhkha

Antes de continuar, revisaremos brevemente algunos puntos contenidos en la primera explicación. El origen del yoga está en los Vedas. Algunas de las muchas definiciones de Yoga son: moverse de un punto a otro punto; juntar dos cosas; actuar con completa aten­ción en la acción. En la base de estas definiciones, los puntos de par­tida pueden no ser los mismos para cada uno, ni lo mismo cada día. Así como el punto a alcanzar puede no ser el mismo. Aunque hay muchas definiciones posibles en yoga, en todas debe incorporarse el movimiento. Este movimiento debe ser hacia un punto que pre­viamente no hemos alcanzado. Es decir, lo que era imposible, llega a ser posible. Lo que no era alcanzado, puede serlo. Lo que no era sen­tido, puede serlo. En este contexto, yoga significa lo mismo la acción por la cual se encuentran dos cosas, como el resultado de este en­cuentro. Yoga significa movimiento y resultado.
He dicho que yoga ha sido sistematizado por Patanjali en sus Yoga-Sutra y que es el texto más autorizado en yoga, aunque hay otros muchos tratados más extensos. Yo me pregunto por qué uno se compromete con el yoga, quién debe comprometerse en tal práctica, y si existe alguna pre-condición u otros condicionantes para hacerlo. La razón de estar comprometidos en el yoga es la de mejorarse a sí mismo, pensar más claramente, sentir mejor, y en todo ser mejor hoy que ayer. No hay pre-condiciones o pre-requisitos exigibles para em­pezar yoga. Ni deben ser interferidas nuestras propias creencias religiosas. Aunque yoga tiene sus orígenes en India, uno necesariamente no debe convertirse al hinduismo para practicarlo, ni el hindú debe necesariamente practicar yoga. Cualquiera puede practicarlo. Nuestro punto de partida es tan diferente y personal como cada uno de nosotros.
Veamos por qué necesitamos este movimiento de un punto a otro mejor. No podemos estar siempre bien, o ver claramente las cosas ya que tenemos en nosotros un velo inherente que los Yoga-Sutra lla­man avidya. Este concepto expresa la idea de que nuestra compren­sión puede ser correcta o equivocada, y a veces somos incapaces de constatarlo. Las acciones realizadas cuando hay avidya pueden estar equivocadas y tener efectos negativos. Así pues, avidya afecta nuestras acciones.
También he explicado que, desde el punto de vista de yoga, todo es real y no ilusorio. No hay "no". A pesar de que avidya es el origen de muchos problemas, ella misma es válida y real. Aceptamos todo lo que vemos y experimentamos. Este concepto se llama sat-vada. Pero todo esto está en estado de constante cambio. La forma cómo vemos hoy las cosas, puede no ser igual a como las veremos mañana. Este concepto se llama parinama-vada. Más allá de lo que vemos y sentimos está lo que llamamos purusa, el observador. No sufre ningún cambio, pero su percepción está cubierta por el velo de avidya envol­viendo la mente.
También he explicado cómo avidya se expresa en cuatro formas.
Una es asmita, el sentimiento del yo. Sé que tengo razón, no puedo estar equivocado. Otro es raga, el deseo de poseer cosas tanto si las necesitamos como no. Otra es dvesa. Cuando las cosas van mal, dese­chamos esta situación. Finalmente, y lo peor de todo, es el miedo, abhinivesa. De algún modo, no queremos perder nada. Tenemos miedo a morir aunque no hemos experimentado todavía la muerte. Estos son los cuatro modos cómo se expresa avidya. La práctica de yoga está destinada a reducir avidya, entendiendo más y más la ver­dad. ¿Cómo podemos saber cuándo hemos entendido o visto clara­mente las cosas? Esto lo sabemos cuando algo profundo dentro de nosotros está sereno y tranquilo. Cuando vemos la verdad, cuando alcanzamos un punto que está más alto que nosotros mismos, hay una profunda satisfacción. No es la satisfacción emocional que con­seguimos mirando un objeto hermoso, sino una profunda satisfac­ción dentro de si, sin emoción o sentimiento.