jueves, 14 de febrero de 2008

Por qué es peligrosa la politización de la ciencia II

Los eugenistas y los inmigracionistas aunaron fuerzas para poner remedio a esta situación. El proyecto consistía en identificar a los individuos que eran débiles mentales -existía acuerdo en que los judíos eran en su mayor parte débiles mentales, pero también muchos extranjeros, así como los negros- e impedir su reproducción mediante el aislamiento en instituciones o la esterilización.
Como dijo Margaret Sanger, «acoger a los inútiles a costa de los buenos es una crueldad extrema... no hay mayor maldición para la posteridad que legarle una creciente población de imbéciles». Habló de la carga que representaba ocuparse de «este peso muerto de desechos humanos».
Estos puntos de vista fueron compartidos por muchos. H. G.Wells se opuso a los «enjambres mal preparados de ciudadanos inferiores». Theodore Roosevelt dijo que «la sociedad no debe permitir que los degenerados se reproduzcan». Luther Burtank:«No debe permitirse que los criminales ni los débiles se reproduzcan». George Bernard Shaw declaró que solo la eugenesia podía salvar a la humanidad.
Este movimiento contenía un manifiesto racismo, ejemplificado en textos como The Rising Tide o/ Color Against White World Supremacy, del autor estadounidense Lothrop Stoddard. Pero en su día el racismo se consideró un aspecto irrelevante del esfuerzo por alcanzar un maravilloso objetivo, la mejora de la especie humana en el futuro. Fue esta idea vanguardista la que atrajo a las mentes más liberales y progresistas de una generación. California fue uno de los veintinueve estados que aprobaron leyes autorizando la esterilización, pero resultó ser el más optimista y entusiasta: se practicaron más esterilizaciones en California que en ningún otro lugar de Estados Unidos.
La investigación eugenésica recibió financiación de la Fundación Carnegie y posteriormente de la Fundación Rockefeller. Esta última demostró tal entusiasmo que incluso después de trasladarse el centro de los esfuerzos eugenésicos a Alemania e implicar la muerte en la cámara de gas de los internos de los sanatorios mentales, siguió financiando a investigadores alemanes a muy alto nivel. (La fundación lo llevó en secreto, pero aún financiaba esa investigación en 1939, solo unos meses antes de desatarse la Segunda Guerra Mundial.) , Desde la década de los veinte, los eugenistas norteamericanos sintieron envidia porque los alemanes habían pasado a encabezar el movimiento. Los alemanes eran de un progresismo admirable.
Establecieron casas de aspecto corriente donde se llevaba e interrogaba uno por uno a los «deficientes mentales», antes de conducidos a una habitación trasera, que era, de hecho, una cámara de gas. Allí los gaseaban con monóxido de carbono, y sus cadáveres se eliminaban en un crematorio situado en la finca.
Con el tiempo, este programa se amplió a una vasta red de campos de concentración ubicados cerca de las líneas de ferrocarril, lo que permitió el eficaz transporte y sacrificio de diez millones de indeseables.
Después de la Segunda Guerra Mundial, nadie era eugenista, y nadie lo había sido. Los biógrafos de los personajes célebres y poderosos no se explayaron sobre la atracción ejercida por esta filosofía en sus biografiados, y en ocasiones ni siquiera lo mencionaban. La eugenesia dejó de ser tema en las aulas universitarias, aunque algunos sostienen que sus ideas siguen vigentes bajo una forma distinta.
Pero en retrospectiva destacan tres puntos. Primero, pese a la construcción del Cold Springs Harbor Laboratory, pese a los esfuerzos de las universidades y los alegatos de los abogados, la eugenesia carecía de fundamento científico. De hecho, en la época nadie sabía qué era realmente un gen. El movimiento pudo desarrollarse porque utilizaba términos vagos que jamás se definieron con rigor. La «debilidad mental» podía significar cualquier cosa, desde pobreza y analfabetismo hasta epilepsia. Análogamente, no existían definiciones claras de «degenerado» o «incapacitado».
En segundo lugar, el movimiento eugenésico fue en realidad un programa social disfrazado de programa científico. Lo impulsaban el racismo, la preocupación por la inmigración y el hecho de que gente indeseable se trasladase al barrio o al país de uno.
Una vez más, una terminología vaga contribuyó a ocultar lo que ocurría realmente.
En tercer lugar, y lo más lamentable, las instituciones científicas de Estados Unidos y Alemania no organizaron ninguna protesta continuada. Todo lo contrario. En Alemania, los científicos se apresuraron a incorporarse al programa. Los investigadores alemanes modernos han vuelto a revisar los documentos nazis de la década de los treinta. Esperaban encontrar instrucciones indicando a los científicos qué debían investigar. Pero eso no fue necesario. En palabras de Ute Deichman, «los científicos, incluidos aquellos que no pertenecían al partido [nazi], procuraron obtener financiación para su trabajo mediante la modificación de su comportamiento y la cooperación directa con el Estado». Deichman hace alusión al «papel activo de los científicos respecto a la política racial nazi... donde [la investigación] tuvo el objetivo de confirmar la doctrina racial… no puede documentarse ninguna presión externa». Los científicos alemanes adaptaron sus intereses como investigadores a las nuevas políticas. Y los pocos que no se adaptaron desaparecieron.

Bibliografia:
Michael Crichton,estado de miedo
Eugenesia:una mirada retrospectiva para comprender el presente

Por qué es peligrosa la politización de la ciencia I

Imaginemos que aparece una nueva teoría científica que nos advierte de una crisis inminente y señala una posible salida.
La teoría atrae de inmediato el apoyo de los principales científicos, políticos y celebridades del mundo. Financian la investigación destacados filántropos y la llevan a cabo prestigiosas universidades. Se informa de la crisis con frecuencia en los medios de comunicación. Los conocimientos científicos pertinentes se enseñan en las aulas de institutos y universidades.
No me refiero al calentamiento del planeta. Hablo de otra teoría, que cobró prominencia hace un siglo.
Entre quienes la apoyaron se incluían Theodore Roosevelt, Woodrow Wilson y Winston Churchill. Fue aprobada por los jueces del Tribunal Supremo Oliver Wendell Holmes y Louis Brandeis, que se pronunciaron a favor. Entre los famosos personajes que la respaldaron estaban Alexander Graham Bell, inventor del teléfono; la activista Margaret Sanger; el botánico Luther Burbank; Leland Stanford, fundador de la Universidad de Stanford; el novelista H. G. Wells; el dramaturgo George Bernard Shaw, y muchos más. Dieron su apoyo numerosos premios Nobel. Contribuyeron a financiarla las fundaciones Carnegie y Rockefeller. El Cold Springs Harbor Institute se construyó para llevar a cabo la investigación, pero también se realizaron aportaciones importantes en Harvard, Yale, Princeton, Stanford y Johns Hopkins. Se aprobaron leyes para afrontar la crisis en muchos estados desde Nueva York hasta California.
Estos esfuerzos recibieron el apoyo de la Academia Nacional de las Ciencias, la Asociación Médica Americana y el Consejo Nacional de Investigación. Se dijo que si Jesús hubiese vivido, habría respaldado este esfuerzo. En total, la investigación, la legislación y el encauzamiento de la opinión pública en torno a la teoría se prolongaron durante casi medio siglo. Quienes se opusieron fueron obligados a callar y tachados de reaccionarios, ciegos a la realidad o simplemente ignorantes. Pero en retrospectiva lo sorprendente es que plantease objeciones tan poca gente.
Hoy día sabemos que esta famosa teoría que tanto apoyo recibió era de hecho pseudociencia. La crisis que postulaba no existía. Y las medidas tomadas en nombre de esa teoría eran incorrectas desde un punto de vista moral y penal. En última instancia provocaron la muerte de millones de personas.
La teoría era la eugenesia, y su historia es tan espantosa -y para quienes se vieron envueltos en ella, tan vergonzosa- que en la actualidad apenas se habla. Pero debería ser conocida por todos los ciudadanos para que sus errores no se repitan.
La teoría de la eugenesia postulaba una crisis de la dotación genética que conducía al deterioro de la especie humana. Los mejores seres humanos no se reproducían con la misma rapidez que los inferiores: los extranjeros, los inmigrantes, los judíos, los degenerados, los incapacitados y los «débiles mentales». Francis Galton, un respetado científico británico, fue el primero que especuló en este terreno, pero sus ideas se llevaron mucho más lejos de lo que él preveía. Las adoptaron los norteamericanos con formación científica, así como aquellos sin el menor interés en las ciencias pero preocupados por la inmigración de razas inferiores a principios del siglo xx: «peligrosas plagas humanas» que representaban «la creciente marea de imbéciles» y que contaminaban lo mejor de la especie humana.

Cambio climático


Comenzare diciendo que asombrosamente es muy poco lo que sabemos sobre cualquiera de los aspectos del medio ambiente, desde su historia pasada hasta su estado presente, o como conservarlo y protegerlo. En todos los debates, las distintas partes exageran el alcance de los conocimientos existentes y su grado de certidumbre y creo que nos están vendiendo una gran mentira sobre el cambio climático, mi opinión personal es que debemos entre todos conservar lo que nos ha sido prestado para el tiempo que dure nuestro paso por este mundo y tratar de entregárselo a nuestros hijos en mejores condiciones que nosotros lo recibimos, pero de ahí al gran negocio que hay montado con el tema media un abismo, lo cierto es que hasta ahora ha existido una legislación muy permisiva con las industrias contaminantes y aun hoy si pagas puedes contaminar, me remito a las cuotas que cada país puede emitir y lo que habrá de pagar por sobrepasarlas ¿Por qué no se invierte en buscar energías alternativas mas limpias? en mi opinión simple y llanamente por que no interesa. Daré un ejemplo, quizás simple pero ilustrativo, existen los coches híbridos(menos contaminantes) desde hace 10 años y ahora en este país se empiezan tímidamente a anunciar, si la reglamentación vial dice que hay unas velocidades máximas ¿Por qué se siguen ofreciendo vehículos de gran potencia y contaminantes?¿por que estos vehículos no tienen ayudas? por que el dinero que mueve esta industria es altísimo y ¿quién se atrevería a meterse con ellos?¿los políticos? solo quienes no tienen posibilidades de llegar al poder y de esa forma se perpetúan en el sillón,¿los ecologistas? las organizaciones ecologistas tienen ya cuarenta o cincuenta años, cuentan con grandes edificios, grandes obligaciones, grandes plantillas. Es posible que mantengan sus sueños de juventud, pero la verdad es que ahora forman parte del orden establecido. Y el orden establecido siempre actúa para mantener el actual estado.
La actual preocupación casi histérica por la seguridad es en el mejor de los casos un derroche de recursos y un obstáculo para el espíritu humano, y en el peor de los casos una invitación al totalitarismo, se necesita con urgencia educación publica.Hay la conclusión de que la mayoría de “principios” ecologistas (tales como el desarrollo sostenible o el principio de precaución) tienen el efecto de preservar los privilegios económicos de Occidente y constituyen, por tanto, el imperialismo moderno respecto al mundo en vías de desarrollo. Son una manera sutil de decir:”Nos salimos con la nuestra y ahora no queremos que vosotros os salgáis con la vuestra, porque provocáis demasiada contaminación”

domingo, 10 de febrero de 2008

Resumenes sobre conversaciones de Yoga de TKV Desikachar 15

Pregunta: ¿Se puede decir que considerar las posibles diferentes soluciones, mejora nuestra manera de actuar?
Respuesta: Naturalmente. Y se utiliza no importa qué método para llegar a ello, incluyendo dhyana, y pratipaksa.
Pregunta: ¿Cómo podemos saber cuándo la acción es resultado de purusa o de avidya?
Respuesta: Cuando tenemos necesidad de actuar precipitadamen­te, cuando nos preguntamos si debemos hacer esto o aquello, nuestras acciones son resultado de avidya. Cuando sentimos urgencia por actuar, esto es también avidya. La visión de purusa está acompa­ñada de quietud y comprensión consciente. Cuando hemos compren­dido claramente algo, es inconfundible, uno no se siente «forzado» a actuar de prisa, ni a actuar siquiera absolutamente.
En el contexto de lo que hemos hablado, quisiera introducir el con­cepto llamado duhkha. Duhkha es un estorbo de la mente. Aunque a veces la palabra dolor, pobreza y aflicción se usan para definir Duhkha, está mejor identificada como un sentimiento de limitación. De alguna manera algo nos estorba profundamente y nos encontra­mos limitados. Esta limitación es duhkha. Cuando tenemos la sensa­ción de mucho espacio, un sentimiento de confort y abertura, esto es lo opuesto: Sukha. En la vida de cada uno hay momentos en que existe duhkha. Este concepto no sólo es importante en yoga, sino también en otros elevados sistemas filosóficos de la India. Todos buscamos eliminar a duhkha. Esto es lo que Buddha enseñaba. Esto es lo que cita el Vedanta. Esto es lo que el yoga intenta hacer. Duhkha es el estado de la mente en el que nos sentimos limitados pa­ra actuar y ver. Aunque no podemos expresar nuestras emociones con lágrimas, sentimos profundo malestar. ¿Cuál es la relación entre duhkha y avidya? Cualquier acción resultante de avidya nos conduce siempre a una u otra forma de duhkha. Muy a menudo no podemos ver nuestro avidya expresado como «ego», deseo, tedio, miedo, pero conocemos su influencia por la presencia de duhkha. Duhkha puede expresarse de formas diferentes. No sabemos nunca como puede expresarse. A veces nos sentimos cerrados, quizá mentalmente. No importa qué forma tome, duhkha está presente en uno u otro mo­mento cuando las acciones son resultado de avidya. Una acción hecha con claridad de purusa no puede tener duhkha. Hay acciones que de algún modo nunca tienen consecuencias negativas, y hay otras que creemos fueron buenas, pero fueron lamentables.