Vamos a examinar algunas asanas básicas y los principios a aplicar a estas posturas. Si podemos comprender los principios de posturas sencillas, no tendremos dificultad practicando las más difíciles. En la práctica diaria hay que hacer posturas en las cuales podamos observar el estado de nuestra respiración y del cuerpo. Estamos diferentes cada día. Si hemos comido alimentos pesados la noche anterior, nos levantamos muy rígidos. Si hemos dormido mal, tendremos dolor de cabeza. Las piernas están a menudo rígidas sin razón aparente. Las condiciones climatológicas también influyen en el cuerpo.
¿Qué posturas debemos escoger? Necesitamos posturas para calentar el cuerpo, y las mejores son las de pie.
Las posturas de pie están destinadas a aflojar movimientos en las articulaciones, tales como tobillos, rodillas, fémur, columna vertebral, hombros, cuello y hasta cierto punto las muñecas. Obviamente, personas mayores con problemas de piernas, o personas con otras dificultades, pueden no ser capaces de empezar con posturas de pie. De todos modos, la mayoría de nosotros deberíamos empezar haciendo de cinco a diez minutos posturas en esta posición. Hay posturas que compensan el efecto importante que la gravedad ejerce sobre nuestro cuerpo. Los efectos de la gravedad son al mismo tiempo positivos y negativos. El yoga intenta atenuar los últimos. Por ejemplo, entre los efectos negativos de gravedad, está la columna excesivamente curvada, espalda inclinada, cuello dirigido hacia delante y órganos abdominales caídos hacia abajo. Intentamos reducir los efectos negativos de la gravedad colocando el cuerpo en una posición invertida mediante las posiciones sobre la cabeza. Nos preparamos para ello, con posiciones estirados en el suelo, y con posturas donde simplemente se levantan las piernas a la vertical para hacer seguidamente las posturas invertidas, con la cabeza o la espalda en el suelo, que son completamente opuestas a la postura habitual.
El efecto de la gravedad afecta también los músculos. Cuando estamos sentados con incomodidad en una posición de caída, no es que la gravedad aumente, sino que los músculos de la espalda son incapaces de soportar pesos desacostumbrados. Si somos incapaces de sentarnos erguidos, la respiración es limitada. Así, pues, necesitamos posturas sobre el vientre para reforzar los músculos de la espalda con el fin de que puedan resistir la fuerza de la gravedad.
Finalmente, las posturas sentadas nos ayudan a sentarnos confortablemente en el suelo o en una silla para hacer así algunos ejercicios de respiración.
Lo que sigue, es el orden normal de nuestra práctica.
Orden de una sesión
¿Qué posturas debemos escoger? Necesitamos posturas para calentar el cuerpo, y las mejores son las de pie.
Las posturas de pie están destinadas a aflojar movimientos en las articulaciones, tales como tobillos, rodillas, fémur, columna vertebral, hombros, cuello y hasta cierto punto las muñecas. Obviamente, personas mayores con problemas de piernas, o personas con otras dificultades, pueden no ser capaces de empezar con posturas de pie. De todos modos, la mayoría de nosotros deberíamos empezar haciendo de cinco a diez minutos posturas en esta posición. Hay posturas que compensan el efecto importante que la gravedad ejerce sobre nuestro cuerpo. Los efectos de la gravedad son al mismo tiempo positivos y negativos. El yoga intenta atenuar los últimos. Por ejemplo, entre los efectos negativos de gravedad, está la columna excesivamente curvada, espalda inclinada, cuello dirigido hacia delante y órganos abdominales caídos hacia abajo. Intentamos reducir los efectos negativos de la gravedad colocando el cuerpo en una posición invertida mediante las posiciones sobre la cabeza. Nos preparamos para ello, con posiciones estirados en el suelo, y con posturas donde simplemente se levantan las piernas a la vertical para hacer seguidamente las posturas invertidas, con la cabeza o la espalda en el suelo, que son completamente opuestas a la postura habitual.
El efecto de la gravedad afecta también los músculos. Cuando estamos sentados con incomodidad en una posición de caída, no es que la gravedad aumente, sino que los músculos de la espalda son incapaces de soportar pesos desacostumbrados. Si somos incapaces de sentarnos erguidos, la respiración es limitada. Así, pues, necesitamos posturas sobre el vientre para reforzar los músculos de la espalda con el fin de que puedan resistir la fuerza de la gravedad.
Finalmente, las posturas sentadas nos ayudan a sentarnos confortablemente en el suelo o en una silla para hacer así algunos ejercicios de respiración.
Lo que sigue, es el orden normal de nuestra práctica.
Orden de una sesión
De pie
Estirados
Invertidos
Estirados (cara al suelo)
Sentados, arrodillados
Descanso
Respiraciones profundas
Estirados
Invertidos
Estirados (cara al suelo)
Sentados, arrodillados
Descanso
Respiraciones profundas